jueves, 19 de mayo de 2011

NAVEGANDO POR EL RÍO MEKONG


Las turbias aguas del río Mekong discurren perezosas, horadando las espesas selvas de la antigua Indochina hasta desembocar en el mar de China, tras haber discurrido 4500 km y atravesado 6 países: China, Myanmar, Tailandia, Laos, Camboya y Vietnam.


Sus aguas han permitido el desarrollo de numerosas culturas en esta parte del mundo: los jemer, los burmeses, los siameses, los champas, etc. así como ser testigas de sangrientas guerras, las más recientes la guerra de independencia contra Francia, la dantesca guerra norteamericana en Vietnam y sus vecinos, el holocausto en Camboya a manos del Khmer Rouge, la revolución en Laos y un largo etc. Muchas de estas regiones, sin embargo, viven hoy en paz y buscan su desarrollo, al tiempo que nos reciben con hospitalidad y amabilidad.


En estas cosas pienso mientras navegamos unas horas por el Mekong, cerca de Luang Prabang, en Laos. Una alargada barcaza sigue una ruta señalada por algunos hitos que asoman eventualmente de entre las caudalosas aguas café con leche, y serpentea descubriendo el sobrecogedor paisaje que nos flanquea: un espeso bosque tropical que viste esta región montañosa de vívidos tonos esmeralda.



En el trayecto nos detenemos a ver una de las numerosas villas apostadas en sus orillas, pero esta, llamada Bang Xang Khong, es famosa por sus productos de seda.


Una hora después llegamos a nuestro destino: las cuevas Pak Ou.
Cada año, la familia real y la población local solía hacer un peregrinaje hasta las cuevas con motivo de las festividades del Año Nuevo budista, y en esa ocasión los aristas locales preparaban varias representaciones de Buda, que se han ido acumulando a través de los siglos hasta llegar a más de 4000.


Se trata de dos cuevas: la inferior, Tham Ting, está atiborrada de imágenes de Buda. Por lo general, hay tres posiciones de Buda:
- "Rogando por lluvia", con los brazos apuntando hacia abajo.
- "Rogando a la tierra" con una mano extendida.
- "meditación" sentado y con las piernas cruzadas.
Sin embargo, en Luang Prabang hay la inusual pose de mostrar ambas palmas abiertas, como si estuviera pidiéndote que no te acerques mucho, llamada la posición "Paren de pelear".
La cueva superior, Tham Phum, es más oscura y profunda. En el exterior nos recibe una portada de madera labrada y al interior contiene una stupa de piedra, en la que intuyo se realizan ceremonias más sagradas.



Desde hace muchos siglos en toda el Asia las cuevas han sido consagradas a Buda, y de hecho me es imposible evocar a Datong en China o Gyengjyu en Corea del Sur. Sin ser tan grandilocuente, Pak Ou no deja de impresionar por la sugestiva unión simbólica entre el corazón de la montaña y el río.