jueves, 27 de junio de 2013

EL SACRIFICIO DEL ZAR


Es el 13 de marzo de 1880 y el zar Alejandro II va rumbo a Mihkailkovsky Manege para una parada militar. Este monarca, quien previamente había emancipado a millones de siervos de la casi esclavitud a la que estaban sometidos, llevaba bajo el brazo una propuesta para convertir a Rusia en una monarquía constitucional y crear un parlamento, hoy conocido como Duma. Entonces, un anarquista del grupo Narodnaya Volya arroja una bomba a su coche. Si bien entonces el monarca resulta ileso ya que se trata de un coche acorazado, su conductor resulta gravemente herido. En ese momento Alejandro II duda unos segundos en bajar a ayudarlo.

Si él no hubiera descendido a auxiliar a los heridos, no hubiera sido víctima de una segunda bomba que lo hirió mortalmente. Su hijo Alejandro III no hubiera vuelto al absolutismo y probablemente no se hubiera perseguido implacablemente a todo aquél que estuviera contra la monarquía, entre ellos el joven universitario Alexander Illych Ulianov, quien probablemente no hubiera sido ejecutado ante los aterrorizados ojos de su pequeño hermano Vladimir.

Vladimir entonces no hubiera crecido con ese odio a la monarquía que lo llevó a escribir furibundas proclamas contra los zares bajo el seudónimo de Lenin, y a la postre encabezar una revolución y ejecutar a todos los miembros de la familia Romanov. Y sin Lenin, no hubiera habido Stalin, un monstruo que industrializó su país sobre la base del terror y la muerte de millones de sus conciudadanos.

No, probablemente 1940 hubiera encontrado en el poder a Nicolás II, timorato monarca que ya había perdido la guerra contra los japoneses en 1905. Entonces Hitler no hubiera tenido problema en aplastarlo y en hacerse de Rusia en tiempo récord, como eran sus planes. San Petersburgo (o Petrograd, como se llamaba entonces) y Moscú hubieran sido borradas del mapa y reemplazadas por sendas represas, como era el deseo del Führer, ya que no hubiera encontrado al Ejército Rojo que le hiciera frente. Y con los enormes recursos de Rusia en sus manos, hubiera concentrado todo su esfuerzo en desmoronar al Imperio Británico, que hubiera caído inevitablemente. Le hubieran seguido Oriente Medio, África y desde allí Sudamérica, tal como revelan algunos planes nazis. Con Japón dominando India y Australia, poco hubiera podido hacer EE.UU sino apenas defender su propio territorio.

Plan de conquista mundial por los nazis.
Foto tomada del museo Miniature World, en Victoria, BC, Canadá

El mundo en 2013 sería muy distinto a como lo conocemos hoy. Pero Alejandro II desciende de su coche para auxiliar a los heridos y encuentra la muerte, y con su muerte desaparece este escenario paralelo que acabo de elucubrar. En su lugar, existe la Iglesia de Nuestro Salvador de la Sangre Derramada, un bello monumento que conmemora el sitio donde pereció el zar y cuyo nombre le hace referencia. Después de todo, tal vez sea cierto que gracias a su sacrificio haya sido nuestro salvador.


viernes, 5 de abril de 2013

A 100 KILÓMETROS DE COREA DEL NORTE

 El mundo se agita nervioso ante las envalentonadas amanezas de Kim Jong-un sobre un ataque nuclear a EEUU y Corea del Sur. Aquí, a apenas 100 kilómetros de la frontera norcoreana, la vida transcurre  normalmente, como si la gente ya estuviera acostumbrada a los aspavientos que periódicamnete realiza su vecino del sur.

 
Esta vez, sin embargo, hay un ingrediente diferente, y es que Corea del Norte ha podido desarrollar exitosamente armas nucleares. Este detalle ha llevado a algunos analistas a pintar escenarios apocalípticos, mientras que otros, más agudamente, señalan que esta situación asegura la paz al estilo de la Guerra Fría.  Esto se debe a que Norcorea, al haber entrado al "club atómico" no va a querer desperdiciar ese nuevo status de potencia nuclear en una guerra que aseguraría su aniquilación inmediata. Por otro lado, los EE.UU., Corea del Sur y Japón saben que si Norcorea lograra detonar aunque sea una sola bomba atómica los efectos serían devastadores. Por tanto ambos países se enseñan los dientes como en una antigua danza de guerra, un ritual en que se muestran mutuamente cómo podrían destruirse, pero sin animarse a atacar al otro. O sea, el escenario que se vivía en la Guerra Fría hace poco más de 20 años.


Al respecto, China parece muy incómoda con la situación. Es obvio que no le conviene que las dos Coreas se reunifiquen y tener un estado pro-norteamericano en sus fronteras, pero tampoco le hacen gracia los berrinches de su vecino comunista.  Sabe que de estallar un conflicto terminaría irremisiblemente arrastrada en él, lo cual perjudicaría notoriamente su imagen y relaciones económicas. Así que ha decidido darle la espalda a su socio a fin de que Kim Jong-un no se sienta envalentonado.

Ha sido también muy interesante el comentario de Rusia al respecto, condenando categóricamente la posición norcoreana y diciendo que vería con simpatía una reunificación de las Coreas, lo cual es un giro diametral a una política más bien parecida a la de China en ese aspecto.

Sin embargo, aquí desde Vladivostok,  la verdad es que esa actitud no me sorprende. El caso es que desde hace algunos años y con más intensidad desde el foro de Cooperación Económica del Asia Pacífico APEC, Rusia en general y Vladivostok en particular  viene manteniendo estrechas relaciones comerciales con Japón y Corea del Sur al punto que se han invitado a grandes empresas de esos países para participar en mega proyectos, como un gran complejo industrial que se planea construir no muy lejos de aquí.
Hay, por supuesto, mucha relación comercial con China, pero muchos residentes rusos temen lo que llaman una "invasión amarilla" por el gran número de migrantes de ese país que viven en la región.
Hay también algunos norcoreanos, que vienen a trabajar en grupos, siempre vigilados por un líder. Hay de hecho un vuelo directo de Vladivostok a Pyongyang y tanto los rusos como los chinos tienen posibilidad de visitar Norcorea. Bueno, curiosamente también la tenían los peruanos, ya que somos un país exótico e inocuo para ellos. Yo tenía mucha curiosidad por visitar Corea del Norte como quien visita Jurassik Park, ver a un estado-dinosaurio por dentro y escribir sobre "arquitectura norcoreana" en el moleskine... pero temo que dadas las circunstancias tendré que abandonar ese sueño.

 
Esperemos que la cordura prevalezca y que se mantenga la paz, la lógica indica que así será pero a veces basta una chispa para provocar un gran incendio. Y en este caso, todos pierden.