El tañer severo de una campana, casi tan grave como el sonido de un tambor, despereza la madrugada en Luang Prabang, la antigua capital de Laos, aún arropada en el vaho adormecedor de una espesa neblina. A las 5:30 este sencillo pero solemne llamado anuncia la Procesión de las Dádivas, una costumbre ejecutada por monjes budistas, otrora común en varias partes de Asia y hoy sólo presente en el aislado Laos.
Me aproximo a la calle principal y veo los preparativos de esta ceremonia diaria: la gente acondiciona matas en el piso y algunas mujeres ofrecen en venta las dádivas que se han de ofrecer a los monjes. Bocados de arroz envueltos en hojas de plátano y atados con corteza subrayan el carácter vegetariano de la dieta de los religiosos.
A las 6 de la mañana ya la selva que rodea al río Mekong ejercita su mejor concierto matutino, como preludio a una larga procesión de monjes descalzos, de cabezas rapadas y vistosas túnicas naranjas y ocres, cuya ligera diferencia tonal parece implicar alguna jerarquía o rango.
Durante media hora se suceden los monjes, muchos de ellos niños, casi con el mismo paso, para recibir inexpresivamente las ofrendas de los habitantes y de algunos turistas entusiastas que nos animamos a participar.
Frente a ellos, un grupo de paparazzi intentan(mos) captar la mejor vista de este singular y colorido evento, y presentan una disyuntiva. No se puede negar que el turismo le sustrae el encanto y solemnidad que esta ceremonia religiosa debería tener, pero por otro lado es el turismo el que contribuye directamente a mejorar la economía de muchas familias que preparan las dádivas y en general el progreso de esta encantadora ciudad, así como la dieta de los propios monjes.
Tras voltear la esquina, un grupo de niños se apresta a recibir algo de aquellas dádivas de manos de los monjes, completándose el ciclo de la compasión. Buda debe estar sonriendo.
Mar Muerto visto desde Jordania. Al fondo se ve Israel.
- "Ustedes, los occidentales, lo llaman Mar Muerto," -nos decía un guía israelí cuando nos mostraba este famoso lago desde la Fortaleza de Masada- "pero para nosotros no es un mar muerto. Nosotros lo llamamos "Yan ha-Melah" o "Mar de Sal", y para nosotros es fuente de vida, de trabajo, pues de éste sacamos sal, minerales y barro que es bueno para la piel".
Jordania vista desde Israel.
En efecto, el Mar Muerto es rico en minerales y la cantidad de sales que contiene lo ha convertido en fuente del trabajo durante siglos.
Es tan salado que es posible leer un periódico mientras se nada de espaldas, pero si te cae una gota de agua al ojo te dejará ciego por un minuto.
El Mar Muerto comparte territorios de Israel, Palestina y Jordania y además de ser uno de los más salados, es el lago más bajo del mundo, ubicado a 423 metros bajo el nivel del mar. La primera vez que visité el lo hice desde el lado jordano, y me sorprendió mucho saber que el nivel del agua había descendido casi 30 metros y que su orilla se había retirado unos 600 m en las últimas décadas.
Por supuesto, los jordanos culpan a los israelíes de haber desecado el mar en favor de proyectos de irrigación, mientras que los israelíes culpan a los jordanos de haberlo contaminado en extremo. Lo cierto es que el otrora mítico río Jordán, lugar donde según la Biblia fue bautizado Jesús, sea hoy una magro riachuelo contaminado.
Animación Wikipedia
Resulta paradógico (o tal vez oportuno) que el Mar Muerto esté considerado como uno de los lugares más votados en el concurso Las 7 Maravillas Naturales del mundo. Urge hoy una acción conjunta de las naciones involucradas, que trascienda diferencias políticas, religiosas o culturales. Afortunadamente hay un proyecto de Jordania de tomar agua del Mar Rojo para luego de desanilizarlo y utilizarlo, verter las aguas al Jordán y así volver a llenar el el Mar Muerto, un proyecto en el que los israelíes parecen prestos a colaborar.
Porque, aunque suene extraño, urge salvar al Mar Muerto. Que no ocurra otra tragedia como en el Mar Aral.
Mar Aral, otrora el cuarto más grande del mundo, hoy desecado por proyectos de irrigación en la Unión Soviética.
La montaña más alta de Omán, Jebel Shams (montaña del sol), que alcanza los 3075, encierra espectaculares formaciones geológicas como el Wadi Ghul, que le han ganado el sobrenombre de "el Gran Cañón de la península Arábica". Algunos de sus abismos sobrepasan los 1000 metros de profundidad.
No se halla muy lejos de las ruinas de Bat, y además de gozar de un clima menos tórrido que el del desierto, su accidentada orografía ofrece dramáticas vistas, en las que los tonos rosáceos de su esculpida geología contrastan con ocasionales tonos de verdor, salpicando el paisaje gracias a un eventual riachuelo.
Algunas pequeñas viviendas osan retar la majestad de la monumental falla geológica y se cuelgan, desafiantes, desde sus casi verticales paredes.
Nos adentramos en la cañada junto con Abdulkhalik, una amable guía, amigo de la recepcionista del hotel que me recomendó pues su servicio era mucho más barato y eficiente que el de las agencias turísticas. Al mando de su 4 x 4 que maneja con destreza, recorre el cauce seco que conforma el lecho del Wadi Ghul, mientras saluda con cortesía a un pastor que conduce sus cabras de vuelta a casa (curiosa costumbre de los omanís, que se saludan y bendicen aun sin conocerse, en un protocolo que puede durar varios minutos).
Las soberbias paredes se van haciendo más verticales y el cañón más profundo y estrecho. Estas murallas eventualmente remojan sus pies en calmadas aguas, riachuelos que con paciencia milenaria las han venido labrando. A lo lejos asoman, impertérritas, conformaciones rocosas caprichosamente esculpidas por vientos y terremotos.
Emprendemos la vuelta pues el sol empieza a ponerse, no sin antes ensayar sus más dramáticas pinceladas sobre el lienzo de roca.
Cerca a Wadi Ghul se ubica la villa de Al Hamra, una de las más antiguas de Omán, compuesta por casitas de adobe de 2 o 3 pisos, algunas de ellas semi abandonadas, cuyo adormecido sosiego que no dan una idea de cómo ere este país hace apenas 30 años.
Antes de regresar al hotel, Abdulkhalik decide presentarme a su familia y nos enrumbamos hacia su hogar, donde nos reciben su padre y sus dos pequeños hijos. La esposa, que no se muestra en público (sólo atiné a verle la mano) prepara café y dátiles.
En la foto con Abdulkhalik (con su típico gorrito omaní), su padre y sus pequeños. La niña me mira atentamente, no sé si con curiosidad o espanto.
Al retirarnos de la casa, me ofrece un regalo más: la fantástica vista de las montañas al atardecer, que puede verse desde su casa. Me conmueve la cortesía musulmana, generosa y sincera a pesar de su modestia, tan poco entendida y valorada por occidente en estos tiempos.
Posteriormente me lleva a mi alojamiento en Nizwa (un poblado cuya temperatura es más fresca que la de la infernal Muscat), y mientras el acelera su vehículo en la carretera, a lo lejos divisamos unos camellos, cuyo singular trote parece acompasar las tradicionales melodías que nos han acompañado todo el día.
-"Buena música", le digo. -"Tenga el CD, se lo regalo", me sorprende Abdulkhalik.
Y esta es la música que acompaña el siguiente video.
Una casualidad. Estas damas ofrecieron un concierto de música tradicional en el aeropuerto de Seúl, Corea del Sur. Las cosas que uno puede encontrar mientras espera abordar el avión.
Al llegar al aeropuerto de Dubai, mi amigo Ahmed me da la dirección de su casa
"Palm Jumeirah, Frond X Villa Y"
No entiendo bien, me imagino que debe ser una zona cerca de la playa con un bulevar lleno de palmeras. El taxi me conduce por medio de autopistas y pasando entre edificios residenciales en construcción con sabor islámico.
Luego llegamos al lugar, nos recibe una simpática urbanización con amplias casas, algunas de estilo mediterráneo, pero no hay muchas palmeras que digamos.
Mi amable anfitrión me recibe con mucha cortesía y me muestra su hermosa casa, exquisitamente decorada y un una espléndida sala que da a una pequeña playa privada. Aún no veo palmeras.
Sólo cuando mi amigo me lleva a pasear y enciende el GPS de su auto me doy cuenta que estoy alojándome en medio de la famosa isla en forma de palmera de Dubai. Bueno, en realidad la forma de la palmera sólo es visible desde Google Earth, avión o por Supermán, ya que a vista peatonal la escala es realmente enorme.
La construcción fue titánica, primero se extrajo arena subacuática y fue subsecuentemente esparcida por unos barcos guiados por GPS mediante satélite para dar forma a la palmera.
Febrero 2005
Febrero 2007
Febrero 2009
El tronco de la palmera es una autopista de varios carriles, donde hay departamentos de mayor densidad. Las frondas son villas unifamiliares.
De hecho la forma de la palmera permite que cada casa disfrute de su propia playa privada, completamente tranquila, sin olas, casi como una piscina gigante. Es además una forma efectiva de multiplicar el área de playas que en Dubai son relativamente escasas. La palmera se halla rodeada por una creciente que ofrece protección al conjunto frente a oleajes o tormentas marinas.
En el extremo de la palmera se encuentra el Hotel Atlantis, al que se llega mediante un tunel subacuático ya que está en el centro de la creciente que circunda a la palmera.
Únicamente un tren aéreo comunica ambas islas, dando libertad a los veleros para que pasen entre ellas.
El hotel está inspirado en temas islámicos, presidido por un gran pórtico en el centro y posee un fantástico parque acuático.
Debo confesar que no me atraer mucho la arquitectura neo-islámica del Hotel Atlantis. Por eso no figura en Mi Moleskine sino en este blog. El exterior parece calcado de un cuento de Aladino (tal vez esta sea la casa del genio) y el interior se inunda en boato... no precisamente mi estilo.
Sin embargo me gustó el tema central al interior del hotel, tal vez no desde el punto de vista del análisis arquitectónico, sino del aventurero: la ciudad perdida de la Atlántida... No sé, es simplemente uno de esos sitios que me hubiera encantado visitar en mi chiquititud...
Es muy original darle a un acuario, además del tema educativo y estético, un aire esotérico...
Así que los dejo con un video de las ruinas de esa extraña ciudad entre restos de civilizaciones alienígenas. ¡Salam Alaykum!
El 29 de junio el mundo católico celebra a San Pedro y San Pablo. No sólo para los católicos, sino para los cristianos en general probablemente sea éste último el personaje más importante, y el responsable de que el cristianismo sea la religión más difundida en el planeta.
De todos los apóstoles, es el único que no conoció a Jesús, y tal vez fue precisamente aquella la razón de su éxito, predicando que sólo necesitabas creer en Jesús, el Hijo de Dios resucitado para salvarte. Él fue el principal responsable de la unión del judaísmo con la cultura occidental, para dar lugar a una religión nueva y fue un incansable predicador a través de sus continuos viajes y sus muchos escritos.
Pero Pablo no fue siempre buena gente. Nacido en Tarso, en Turquía actual, este judío hecho ciudadano romano llamado Saulo perseguía otros judíos cristianos, por encargo de las autoridades religiosas o fariseos, escandalizadas por el surgimiento de aquellas nuevas sectas. Saulo era, después de todo, un fariseo, y estuvo presente en el martirio de San Esteban. Entraba a las casas de los cristianos, encarcelando a hombres y mujeres.
Así que sus amigos fariseos lo mandaron a acabar con los cristianos en Damasco. Pero en el camino Saulo fue cegado por una luz y experimentó su conversión al cristianismo, llamándose Pablo.
Esto enfureció a los fariseos, que lo mandaron buscar para asesinarlo. Entonces, Ananías, el primer obispo de Damasco, lo ayudó a escapar, descendiéndolo en una canasta. Ananías, posteriormente sería lapidado.
Esta capillita, en el centro de Damasco está ubicada en la antigua casa de Ananías.
Y esta iglesia está en Bab Kisan, la Puerta donde escapó Pablo en una canasta.
Pablo viajaría por muchos lares difundiendo la nueva fe, y sería finalmente torturado y crucificado, el mismo día que san Pedro.
La contribución de San Pablo al cristianismo -en toda su riquisima variedad de matices- es enorme. Sin embargo, para el judaísmo, que considera a Jesús un importante rabino, Pablo fue más bien un apóstata y un traidor.
Pero tal vez lo que más me impactó fue el testimonio de una de estas ex-concubinas, que podía escucharse en el audio que el visitante alquila al ingreso, donde contaba pasajes de su ex-vida, cómo vivían aisladas, en una jaula de oro, no podían hablar con nadie y sólo podían ser vistas por los eunucos. Habló también de su difícil adaptación los tiempos de hoy (bueno, tanto para las concubinas como para los eunucos).
¿Quién dijo que era maravilloso vivir en un palacio?