Trazos estelares y la torre de vigilancia. Sant Llorenc de la Muga. Girona, España.
Foto cortesía de J.C. Casado, vía tierrayestrellas.com
Durante milenios las estrellas han despertado en el hombre apasionante veneración, minuciosos estudios, y un sentido de pequeñez ante lo infinito. Observatorios astronómicos como el de Stonehenge, Machu Picchu, y los templos mayas y aztecas, el Templo del Cielo, las líneas de Nazca, por nombrar poquísimos ejemplos, permitieron a los antiguos seres humanos estudiar las condiciones más favorables para la agricultura y asegurar su supervivencia y desarrollo. Siglos más tarde, los árabes perfeccionaron instrumentos de navegación basándose en el estudio de las estrellas, los que luego serían usados por navegantes europeos para el descubrimiento de otras tierras.
Machu Picchu de noche
Noche estrellada, Vincent Van Gogh, 1889. Museum of Modern Art, Nueva York.
Noche estrellada sobre el Ródano, Vincent Van Gogh, 1888. Musée d'Orsay , París.
Pero, ¿que nos ha pasado hoy en día que ya no vemos más las estrellas? ¿Cuando fue la última vez que Ud. se sentó a ver las estrellas? La ocupada vida de hoy no nos permite esos lujos, algo que nuestros antepasados gozaban cotidianamente. Aún con el propósito de verlas, es posible que sólo haya alcanzado a ver unas cuantas. El derroche energético y la contaminación lumínica que caracteriza hoy nuestras ciudades opaca el fulgor de las estrellas.
Contaminación lumínica en las ciudades.
Tal como deberían verse nuestras noches. Fotografía por Fraser Gunn.
Fotografía por Fraser Gunn.
Obviamente, no se trata de vivir en las tinieblas ni volver a épocas preindustriales. Es simplemente reducir la iluminación a lo necesario, evitando el fulgor y el derroche de energía.
Como puede verse en este mapa de la tierra nocturna el destello de nuestras luces puede verse desde el espacio, y muestra el uso social y económico que hacemos de la luz. Hoy en día sólo en pocos lugares las condiciones atmosféricas y la lejanía al resplandor de las ciudades, permiten ver la Vía Láctea en toda su esplendor, sin necesidad de telescopios: las Islas Canarias, el desiero de Atacama (sur de Perú y norte de Chile), el desierto de Arizona (México y EEUU), Hawai, el desierto del Sahara en África, el centro de Australia, el lago Titicaca (Perú, Bolivia), son algunos de ellos. (la NASA solía tener un observatorio astronómico en Arequipa, Perú: hoy ya no funciona más debido a la contaminación).
Pero aún para los que no vivimos en estas localidades, es posible mejorar el paisaje estelar de nuestras ciudades. El llamado es a un uso racional de la energía. La iluminación excesiva de las ciudades no tiene sólo un efecto estético negativo; en estos tiempo de calentamiento global y eficiencia energética es un derroche grosero e inconveniente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario