sábado, 13 de septiembre de 2008

EL BARRIO ROJO DE ÁMSTERDAM


El llamado Rossebuurt o barrio rosa (conocido en inglés como Red Light District) es una de las zonas más conocidas de Ámsterdam, y aunque sólo estuve en esa ciudad por unas horas, no quise irme de la capital holandesa sin darle un vistazo a esta famosa zona (exclusivamente con fines de investigación antropológica y sociológica, claro está... ¡ejem!).

El Barrio Rojo queda cerca a la Estación Central, y está atravesada por canales.


Consiste en una serie de negocios dedicados al sexo, cuya variedad linda con la imaginación: desde Sex Shops dende te venden toda clase de artilugios sexuales (incluidos algunos dildos que hacen ver a Peter North como Petipán), películas, locales de strip tease, teatros de sexo en vivo, museos del sexo y, por supuesto, lo más llamativo y único de la zona, las prostitutas exhibiéndose en vidrieras como si fueran muñecas (aunque me dicen que eso era también tradicional en Japón, cuando las meretrices se colocaban en exhibición, vistiendo cuidados kimonos, y los parroquianos iban a escogerlas como quien escoge pollos en el mercado).


Tal vez lo que más me llamó la atención en primera instancia fue que, a diferencia de las zonas rojas que hay en cualquier ciudad las cuales suelen ser concurridas mayormente por escurridizos clientes de dudosa reputación o eventualmente por prestigiosos investigadores de antropología y sociología (ejem, ejem), en este caso el Barrio Rojo está repleto por cientos de turistas de todas las edades, por curiosos hombres y mujeres de todas las razas y culturas, cuya gran mayoría, incluyéndome estaba allá sólo para hacer "window shopping"


Complementan el paisaje ruidosos turistas gritando desde sus botes, señoras norteamericanas en sus 50s haciendo fila para ingresar a un teatro de porno en vivo, parejas riendo ante los más curiosos e imaginativos juguetes sonriendo, varios turistas japoneses y chinos se agolpaban para tomarse fotos (eso sí, no se puede tomar fotos a las modelos en las vitrinas a riesgo de perder la cámara) e inclusive (para mi sorpresa) algunas musulmanas con sus cabezas cubiertas por una túnica que no dejaban de escandalizarse sonriendo ante las cosas que allá se muestran con toda libertad e impudicia.

Además, varios policías protegen la zona, especialmente de ladronzuelos que siempre están tras los bolsillos de los anodadados y boquiabiertos turistas.



Bueno, los dejo con una simpática variación de la típica holandesa (lo siento niños, Ámsterdam no tendrá censura, pero este blog sí)

3 comentarios:

Giancarlo dijo...

El barrio rojo de Osaka, si bien no tiene el glamour del de Amsterdam, comparte la inusual característica de tener a las chicas "en vitrina". Claro que aquí las chicas no están exactamente detrás de un vidrio sino sentadas sobre el tatami de entrada de cada local (cada local tiene una o a lo sumo dos chicas - hasta donde recuerdo) de forma tal que, una vez que te has dado una vuelta y has escogido a tu chica de la noche, simplemente entras al local y pagas la tarifa flat (10,000 yenes por 20 minutos).
¡Y ahí te quiero ver también tratando de tomar fotos!

Carlos Zeballos dijo...

Habrá que hacer otra exhaustiva investigación socio-antropológica.
Ahora me doy cuenta que las flacas en Amsterdam estaban más baratas... 50 euros por media hora. Lo que no pregunté es cuánto pagaba la gente de la calle por verte a tí con la flaca en la vitrina... ;)

Pilarcita dijo...

Aja! Hablaron los expertos en el tema...jajaja