Para visitar el Jardín de las Artes Finas, generalmente se toma el subterráneo hasta la estación de Kitayama, que queda casi al frente de este museo abierto. Generalmente... aunque mi primera visita a un edificio de Tadao Ando fue más bien tras una caminata de varios kilómetros. Es más, ni siquiera había sido parte del itinerario, ya que íbamos en camino al Kinkaku ji.
Era mi segundo día en Japón, hace ya más de cuatro años. Junto a otros dos arquitectos, Verónica de Chipre y Juan de República Dominicana, habíamos decidido explorar Kioto a pie, que por entonces rebosaba de alegría vestido en sus mejores galas con los árboles de cerezo en flor.
Entonces nos topamos con el jardín de Tadao Ando, que es un espacio que nunca habíamos visto en la literatura occidental. Pero fue una sensación extraña, que aún mantengo viva, como si fuera ayer, pues me parecía increíble poder estar parado en un edificio de un arquitecto tan famoso. Fue entonces que tomé mi primera foto del edificio con mi cámara RICOH, que había comprado en Perú.
Más tarde, al ver la foto luego en casa comprendí algo muy importante: que debía botar esa cámara RICOH a la basura y comprar nueva, ya que la resolución y calidad era muy POBREH.
Al ingresar en el jardín, la sorpresa fue mayor de lo que esperábamos: los cambios de escala, los espectaculares puentes y rampas, la secuencia de reproducciones de artistas famosos cuyas figuras se cruzaban en el recorrido y el gorgoteo juguetón del agua estimulaban todos los sentidos: un placer visual, un deleite sonoro, una combinación de sensaciones tactiles al tocar sus paredes de concreto pulido, la fragancia del vecino jardín botánico... la verdad es que sólo nos faltó lamerlo...
Si deseas visitar el museo, está abierto de 09:00 a 17:00, sólo cuesta 100 yenes la entrada. No te recomiendo la caminata... es mejor tomar el subterráneo en la estación de Kitayama.
Presionar aquí para volver al artículo de Mi Moleskine Arquitectónico sobre el Jardín de las Artes Finas
Era mi segundo día en Japón, hace ya más de cuatro años. Junto a otros dos arquitectos, Verónica de Chipre y Juan de República Dominicana, habíamos decidido explorar Kioto a pie, que por entonces rebosaba de alegría vestido en sus mejores galas con los árboles de cerezo en flor.
Entonces nos topamos con el jardín de Tadao Ando, que es un espacio que nunca habíamos visto en la literatura occidental. Pero fue una sensación extraña, que aún mantengo viva, como si fuera ayer, pues me parecía increíble poder estar parado en un edificio de un arquitecto tan famoso. Fue entonces que tomé mi primera foto del edificio con mi cámara RICOH, que había comprado en Perú.
Más tarde, al ver la foto luego en casa comprendí algo muy importante: que debía botar esa cámara RICOH a la basura y comprar nueva, ya que la resolución y calidad era muy POBREH.
Al ingresar en el jardín, la sorpresa fue mayor de lo que esperábamos: los cambios de escala, los espectaculares puentes y rampas, la secuencia de reproducciones de artistas famosos cuyas figuras se cruzaban en el recorrido y el gorgoteo juguetón del agua estimulaban todos los sentidos: un placer visual, un deleite sonoro, una combinación de sensaciones tactiles al tocar sus paredes de concreto pulido, la fragancia del vecino jardín botánico... la verdad es que sólo nos faltó lamerlo...
Si deseas visitar el museo, está abierto de 09:00 a 17:00, sólo cuesta 100 yenes la entrada. No te recomiendo la caminata... es mejor tomar el subterráneo en la estación de Kitayama.
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2 comentarios:
¡Jajaja! Así que dejaste tu cámara de resolución POBREH y te decidiste por una que era un CAÑON, ya que NIKAN que comprabas una americana ni una parocinada por FUJImori, ¿eh?
(¿O fue al revés?)
Sigue con tus anécdotas: están divertidas y sé que tienes miles más.
Giancarlo
¡No KODAK! ¡Tampoco OLYMPUS! Ya que estaba en Japón tenía que comprarme una cámara japonesa, así que me compré una NIKON... y NIKON esas saqué buenas fotos
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