jueves, 17 de febrero de 2011

SOBRE ROMANOS, RELIGIÓN Y TOLERANCIA


Hace unos días tuvimos una conversación con un amigo, en la que él mencionaba que los romanos, en época del imperio, habían sido enormemente tolerantes con las religiones de los pueblos conquistados.

Dado que me pareció un tema interesante, investigué un poco sobre el tema, basándome sobre todo en la investigación del Profesor Robert Garland.

Como en muchos casos, la religión en Roma estuvo muy ligada a la política, y los romanos no se hicieron problemas en suprimir religiones si esto iba en contra de sus planes políticos.

Ya en el siglo II a.C. los romanos empezaron a desconfiar de la adoración de dioses locales en las provincias conquistadas, pues esto podía conllevar a revueltas nacionalistas.

Cabe recordar que los romanos arrasaron Cártago y no dejaron vestigio de la religión fenicia. Incluso en el caso de los griegos, de quienes los romanos adaptaron su mitología, éstos no tuvieron empacho en arrasar ciudades sagradas de aquéllos, como Corinto.

Ya en el tiempo en que Grecia fue anexada al imperio romano, cabe recordar el caso de los Bacanales, rituales en favor al dios Dionisio y llevados a cabo por los griegos. Los romanos vieron este culto como una conspiración y una amenaza a la sociedad romana. El senado los trató como una “conjuratio”, una conspiración contra Roma y prohibió su celebración en el imperio, bajo pena de muerte. Los cerca de 7,000 bacanales fueron perseguidos y los encarcelados fueron asesinados o apresados. La reacción a los bacanales anticipa en muchas formas su reacción al judaísmo y al cristianismo.

Otro grupo perseguido por los romanos fueron los epicúreos, quienes creían que los dioses existían pero no estaban interesados en las acciones de los hombres. En 171 y 163 a.C. el Senado expulsó a los epicúreos por destruir la moral romana.

Otro caso fue Isis, diosa egipcia que fue helenizada en el periodo Ptolomeo, y que era venerada por muchas mujeres griegas viviendo en el imperio romano, particularmente pidiéndole ayuda en momentos del parto. En muchas oportunidades sus fieles trataron de construir un templo para ella en Roma, a lo que las autoridades se opusieron por cerca de 200 años, hasta que finalmente se aceptó un pequeño templo en el 40 a.C. Sin embargo, luego de la guerra entre Octavio y Marco Antonio el primero prohibió la adoración de dioses egipcios en cualquier parte en el imperio. Isis sólo fue admitida durante el reinado de Calígula, 80 años después, quien era admirador de la cultura egipcia.

A partir del reinado de Augusto, se impuso en el imperio el culto a los gobernantes en todo el imperio, como un instrumento político útil para imponer respeto al emperador. Esto era impuesto a todos los ciudadanos del imperio, excepto los judíos. Bueno, eso al menos hasta la prefectura de Poncio Pilatos, que ordenó la construcción de estandartes legionarios y escudos y utilizó dinero del templo para obras públicas. A eso se sucedió la completa destrucción de Jerusalén, incluida la quema del templo por Vespaciano en el 66 d.C. Luego, la ciudad fue reconstruida como ciudad romana (Colonia Aelia Capitolina) y se prohibió el ingreso a los judíos, marcando el inicio de la Diáspora. Un templo romano se construyó sobre las cenizas del templo de Herodes, y se prohibió la circuncisión entre los sobrevivientes a la revolución (aproximadamente 500,000 judíos murieron en la revuelta. Para dar una idea, Roma en esa época tenía 1 millón de habitantes).

Y, para terminar, vale la pena mencionar la persecución a los cristianos, en primer lugar por Nerón en el año 66, acusándolos falsamente del incendio de Roma. Posteriormente fueron perseguidos por Marco Aurelio (161-180), Decius (249), Valeriano (257-258) y Diocleciano (302-304). Este último creó un edicto por el cual los cristianos debían ser asesinados si no adoraban a los dioses. Paradógicamente, fueron esas persecuciones las que permitieron al cristianismo resistir y triunfar sobre la religión romana.

En suma, si bien es innegable que la religión fue para los romanos ecléctica, los hechos demuestran que el adjetivo no alcanza para llamarla tolerante.

1 comentario:

Agripina dijo...

Y a pesar de todo fueron los más tolerantes de Europa en lo que a religión o cultura respecta, sirva como ejemplo de cómo es el ser humano. Hay que entender de la cultura romana que lo más importante era la lealtad al estado y sus leyes, una nación, cultura o religión que no respetara este principio era un enemigo de Roma, y eso nunca quedaba sin castigar. Los ejemplos de intolerancia romana ya los conocemos, pero eran excepciones, ya que la cultura romana era eminentemente tolerante, evolucionando y nutriéndose de otras. El problema de la religión judía y más tarde de los cristianos es que son religiones monoteístas, por definición intolerantes, ya que defendían la superioridad de su Dios por encima de cualquier otro ente de cualquier otra religión, incluso defendían la superioridad de su Dios sobre el mismísimo emperador, quien era el máximo representante del estado, esto supone traición, lo cual hoy en día sigue siendo un gravísimo delito para cualquier estado. Y los cristianos lo demostraron con creces, pues poco tiempo esperaron para perseguir a los paganos hasta exterminarlos, de hecho su intolerancia era tal que no se toleraban entre ellos, sucediéndose cismas, herejías y persecuciones por doquier. En retrospectiva, no me parece más omnipotente el dios de los cristianos o de los judíos que el más decadente y ominoso de los emperadores romanos, pues además de existir (de forma demostrable, incluso siglos después) era el representante del imperio de Roma, lo cual no era poca cosa.