En esta tercera parte, incluiremos algunos otros factores en los que el autor encuentra varias similitudes, más allá de semejanzas lingüísticas.
MITOS DE ORIGEN
Loayza refiere paralelos entre los mitos de fundación inca y nipón.
Bernabé Cobo recoge la conocida leyenda de la fundación incaica:
"Manko Kapa bajó del Cielo a la isla Titicaca en compañía de su hermana Mama Ocllo por orden de su padre Sol, a quienes les ordenó que caminaran hincando el suelo con un báculo de oro por cualquier lugar, y allí donde se hundiera el báculo se establecieran y sometieran a las gentes de sus contornos y las gobernaran paternalmente. Cumpliendo la voluntad del Sol, Manko Kapa se dirigió al valle del Cuzco y al hincar en el suelo con el báculo, éste se hundió, desapareciendo para siempre... Y de allí se separaron los dos hermanos, caminado cada uno por un lado, Manko Kapa fue por la derecha y Mama Ocllo por la izquierda, alrededor del valle. Al encontrarse nuevamente en el punto de partida, fundaron la ciudad imperial. Y Manko Kapa tomó por esposa a su hermana Mama Ocllo."(1)
"Obedeciendo el mandato de augustas divinidades, Izanagi, con un koko, báculo en forma de lanza, salió de las mansiones celestiales en compañia de su hermana Izanami. Y franqueando el Puente del Cielo, que es el arco iris, llegó la divina pareja a una superficie líquida y espesa. Era el mar. Sumerge Izanagi el báculo en las aguas saladas, y al retirarlo, las gotas desprendidas se convirtieron en islas. Y a una de ellas, la isla de Onogoro, bajaron los dos hermanos celestiales. Y luego se apartaron para dar la vuelta a la isla, cada uno por su lado. Izanagi fue por la izquierda e Izanami por la derecha. Al encontrarse después, Izanagi tomó por esposa a su hermana Izanami"(2).
Además, en el mito de la fundación japonesa, alrededor del 660 a.C. el emperador Jinmu Tenno tenía dificultades para conquistar a las diferentes tribus. Entonces Amaterasu, la divinidad solar y le dijo:
"Yo te voy a enviar un cuervo y él te guiará, seguramente, por buen camino"(3)
Pedro Sarmiento de Gamboa, apoyándose en versiones de algunos kipucamayoc, en 1572 dice:
"Manko Kapa traía consigo un ave misteriosa, como halcón, a la cual veneraban todos como cosa sagrada, y que ésta la protegía haciendo que las gentes le veneraran como señor"(4)
LOS AMAUTAS
Para Loayza, el término Amaúta (de donde toma su nombre nuestro buen amigo Amautacuna) encierra un contenido mucho más rico que el de "maestro", que es el que le han dado tradicionalmente varios historiadores. Basándose en testimonios de los cronistas, asume a los amaútas como sabios y poetas, que transmitían sus enseñanzas a través de cantos y poesías.
Cieza de León indica, respecto a los amaútas: "Usan de una manera de romances y cantares, con los cuales les queda memoria de sus acontecimientos, sin olvidárseles, aunque carecen de letras". (5).
Miguel de Estete dice: "Aunque no tienen escritura los inkas, por ciertas cuerdas y nudos recuerdan a la memoria de las cosas pasadas, aunque lo más principal de acordarse es por los cantares que tienen" (6).
Morúa afirma: "los indios no tenían letras, ni estatutos, ni leyes, ni ordenanzas en ese tiempo, mas solamente en los cantares memoraban y recontaban las cosas pasadas y antiguas" (7).
Convencido de la relación de los amaútas con la historia, la poesía y la música, Loayza encuentra su origen en dos palabras japonesas. AMU, que significa HACER, COMPONER (no en el sentido de hacer una mesa, sino una obra intelectual) y UTA, que significa CANCIÓN, POEMA.
アム AMU
歌
ウタ UTA
El autor diferencia los amaútas de los aravic, o trovadores que cantaban tanto las glorias nacionales como un amor contrariado. De aravic viene la palabra yaraví, una melancolía del alma. Loayza hace un paralelo entre el sonido, la disposición y condiciones de la quena incaica y el shakuhachi japonés.
Además el autor señala semejanzas entre las antiguas poesías japonesas y las incaicas, ya que ambas no tenían rima ni consonancias. He aquí un ejemplo de los varios que propone el autor:
K'amriñ hui hina,........Nube que desprendes
para huachac, puyu,........como yo tus lágrimas
nanta pantachispa........cúbrele el camino
yanaita hintuicuy........impídele su marcha.
Japonés........Traducción
Amatsu kaze........Cubrid con nubes el cielo
kumo no kayo i shi........viento de rápido soplo,
fuki to shi yo........a fin de que
otome no sugata........no se vaya,
shibashi todomenu........no se vaya tan pronto.
OTROS
Es cierto que hay similitudes notables entre ambas culturas, pero también hay grandes diferencias que Loayza ha pasado por alto.
La mayoría de los historiadores sitúa a Manco Kapa al inicio del siglo XIII, alrededor de 1200 d.C. Esa fecha corresponde, en la cronología japonesa, al periodo Kamakura (1185-1333).
Para entonces, y desde hacía mucho, los japoneses conocían la rueda, la pólvora, la tinta, el papel y la escritura con ideogramas (todos ellos traídos de China), invenciones que los incas desconocían.
Era la época de los guerreros samurái, cuyas soberbias armaduras no se parecían a las que usaban los incas. Los samurái eran también muy diestros en el manejo de la espada. Los incas, a pesar de ser grandes metalurgistas, tuvieron que defenderse de los españoles con hachas y mazas de piedra.
Hay diferencias también en la dieta (los japoneses no tomaban leche y no comían mucha carne).
¿Y qué hay de la arquitectura? Ese es un factor que Loayza omite totalmente. Aquí algunas diferencias que encuentro importantes:
- Salvo la ubicación en áreas sagradas de las montañas, la arquitectura inca y la japonesa no tienen similitud en su estructura espacial, composición formal, organización funcional o tecnología constructiva.
- La diferencia en el uso de materiales salta a la vista (piedra y adobe en el caso inca; madera y quincha en el japonés). Podría objetarse que se debe a un entorno diferente de donde se obtienen los materiales; aún así considero que hay diferencias conceptuales radicales, formas de entender y vivir un edificio que van más allá de los materiales usados.
- La vivienda japonesa o machiya es generalmente compacta, flexible y asimétrica; la kancha inca es volcada a un patio y es simétrica.
- La organización de dominios público/privado también varía. La trancisión de dominios desde el exterior al interior en el caso japonés es paulatina, y por lo general los edificios nipones tienden a separarse del suelo. No hay nada en los edificios incas como un lugar para removerse los zapatos, un barandal, galería o un área de transición interior-exterior, muy común en la arquitectura japonesa.
- Pienso, sin chauvinismos, que la mampostería de las paredes incas es una de las más elaboradas de la historia de la arquitectura. No así los techos, que eran de paja montados sobre una estructura de par y nudillo. En contraste, las paredes de los templos japoneses eran muy simples, en general de madera, mientras que ponían gran énfasis en construir complicadas y vistosas coberturas cubiertas con tejas. Incluso las minka o casas rurales con sus techos de paja, tienen un nivel de sofisticación más avanzado que el de las viviendas peruanas.
- En pocas palabras, la arquitectura japonesa es por concepto efímera y se renueva periódicamente; la arquitectura incaica está hecha para durar por largo tiempo.
- Si bien ambas culturas infunden una atmósfera sagrada a los baños en las montañas y existe similitud etre su percepción del paisaje, la organización espacial de los mismos difiere notoriamente entre el caso japonés y su contraparte inca.
- Sufriendo Japón y Perú de terremotos frecuentes, las extrategias antisísmicas en la arquitectura de ambos países difieren notablemente, siendo en todo caso la técnica inca mucho más eficaz.
- Se sabe que Cuzco estaba organizado en torno a una gran plaza ceremonial, tal como lo han sido numerosas ciudades de otras culturas peruanas a través de milenios. En Japón no existió el espacio público sino hasta la apertura de este país al occidente en 1868.
- No tengo conocimiento de jardines en el incario, al menos nada parecido a la tradición de los jardines japoneses.
- A pesar de ser los incas diestros en el tratamiento de la piedra, no hay nada parecido a una lámpara como las que abundan en los templos nipones. Tampoco hay elementos verticales en los templos incas parecidos a pagodas ni nada cercano a un torii.
Entonces, si Manko Kapa y sus amigos fueron colonos que se lanzaron a conquistar islas en el archipiélago japonés y acabaron en el Perú, ¿cómo es que no transmitieron estos conocimientos básicos a sus descendientes o a sus gobernados? Si, por el contrario, se trataba de pescadores que no sabían artes ni letras y que se asimilaron a la cultura peruana, ¿dónde está su mérito? ¿qué es lo que enseñaron?¿sugiere Loayza que los quechuas preincas eran tan primitivos que asumieron como soberanos a un grupo de pescadores japoneses iletrados? Toda la evidencia indica que los incas se asentaron sobre la base de otras culturas peruanas, como Wari y Tiahuanaco; se trata del ápice de una cultura milenaria que se explica sin necesidad de elementos exógenos.
La teoría de Loayza deja pues muchos cabos sueltos. Sin embargo, el autor dejó para el final los capítulos más espectaculares de su libro. En la próxima y final entrega describiré la ruta que propone siguieron los Incas hasta su llegada al Titicaca, algo que dejará a más de uno sorprendido. Hasta entonces.
(1) Cobo, Berbabé, 1653. Historia del Nuevo Mundo, Lib. XII, cap III, pag 38.
(2) Revon, Michel, 1910. Anthologie de la Littérature Japonaise, pag 28.
(3) Papinot, E, 1906. Essais sur l'Historie du Japón.
(4) Sarmiento de Gamboa, Pedro, 1572. Historia Índica, pág. 35.
(5) Cieza de León, Pedro, 1550. La Crónica del Perú, Cap CI, pág 444.
(6) De Estete, Miguel, 1537. Noticia del Perú, pag. 47.
(7) De Morúa, Martín, 1590. Origen de los reyes del Perú, Cap VI, pag 130.
(8) Loayza, Francisco, 1923. El Culto a los Antepasados. Revista arqueológica del Museo Larco Herrera. Tom. I, Pág 20 a 28.
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