Vladivostok es un puerto ruso que se encuentra a una hora de Japón, y muy próximo a China y Corea. Por tanto resulta muy interesante encontrarse con que, a diferencia del resto del los países vecinos, la cultura de esta ciudad tiene un carácter típico de la Europa del Este, en vez del continente asiático. Y es que en cualquier del país del Asia pueden percibirse notoriamente la influencia de China o la India. A excepción de Filipinas, donde la mezcla con los españoles produjo un mestizaje más parecido a Latinoamérica, todos los demás países de la región (China, Mongolia, Japón, Corea, Vietnam, Tailandia, Laos, Camboya, Malasia, Singapur, Indonesia, etc.) poseen el sabor distintivo de la cultura asiática.
No así en este territorio ruso que, aislado de los visitantes del mundo y de los propios soviéticos durante la época de la URSS (aquí la cortina de hierro tenía además persiana de hierro), ofrece un paisaje urbano totalmente diferente, aún cuando su configuración geográfica sea similar a la de países asiáticos vecinos. De hecho, lo único asiático que abunda en Vladivostok son los autos japoneses.
En Mi Moleskine Arquitectónico he incluido una reseña de la interesante yuxtaposición estilística del paisaje urbano de esta ciudad, y también es mi intención incluir una nota en este blog acerca de las interesantes particularidades culturales que encontré en este antiguo bastión soviético. Sin embargo, el presente post se centrará en otro aspecto igualmente llamativo: su composición racial.
No solamente la cultura asiática, sino también la raza oriental está prácticamente ausente en las calles de Vladivostok. Impresionantes y esbeltas mujeres de ojos azules y piel rosada y regordetes rubicundos varones de raza caucásica contrastan con los rasgos y contextura finos de los habitantes de países vecinos, de cabellos negros y lacios, de ojos achinados, y tez que varía del amarillo al trigüeño, según la latitud en que se encuentren.
Entonces, uno se pregunta, ¿qué fue de los habitantes originales de esta zona, llamada Primorsky, ya que Vladivostok fue fundada hace algo de 150 años?
Efectivamente, los pobladores originales de la zona, y que ocupaban estas comarcas desde épocas inmemoriales, eran de rasgos mongólicos. Es más, me sorprendió mucho encontrar similitudes con las poblaciones Ainu en Hokkaido y las tribus de América del Norte.
Si bien es cierto que Alkex Hrdlica ha sostenido que pobladores asiáticos habrían sido los que ingresaron al continente americano a través del estrecho de Bering en el periodo Pleistoceno en plena era glacial (ver una completa reseña de esta y otras teorías en el blog Los Primeros Pobladores de América, por el Prof. Arturo Gómez Alarcón) ha sido realmente impresionante encontrar similitudes con culturas sudamericanas bastante posteriores.
Por ejemplo, en el Museo Arqueológico de Vladivostok se encuentran restos de cráneos deformados, a la usanza de los habitantes de la cultura peruana Paracas.
Así, los pobladores de Primorye, llamados Udege, que compartían muchas de las características de las culturas aledañas, vieron llegar los primeros colonos cosacos alrededor de 1860, luego de que China ceridera este territorio a la Rusia de los Zares.
Pero sería durante el auge del comunismo soviético, particularmente durante el represivo régimen de Stalin, que estas minorías étnicas serían perseguidas, sus lenguas y costumbres prohibidas, sus líderes encarcelados o asesinados (parece ser que las dictaduras no gustan de las diversidades étnicas... Hitler y Pol Pot, ideológicamente opuestos, fueron también crueles supresores de las mismas). Como consecuencia la tradición cultural de estos pobladores ha sido mermada considerablemente.
Muchos de los Udege han tenido matrimonios intrerraciales por lo que es posible ver a pobladores en vestimenta mongólica pero de rasgos caucásicos.
Sin embargo, hoy existe el esfuerzo por recuperar estas comunidades y la riqueza de su tradición y diversidad cultural. Es una tarea difícil, ya que muchas de estas localidades se encuentran aisladas y su accesibilidad sólo se logra en bote y en helicóptero. Si bien han logrado despertar el interés de la comunidad científica, existe todavía una cierta desidia por parte de las autoridades para proteger este valioso patrimonio cultural (el conflicto generacional entre los viejos soviets y los nuevos liberales puede apreciarse en muchas esferas de la vida del gigantesco país). Ojalá que se superen estas diferencias pronto, ya que de no ser así esta nativa raza rusa corre el riesgo de perderse en el olvido.
No así en este territorio ruso que, aislado de los visitantes del mundo y de los propios soviéticos durante la época de la URSS (aquí la cortina de hierro tenía además persiana de hierro), ofrece un paisaje urbano totalmente diferente, aún cuando su configuración geográfica sea similar a la de países asiáticos vecinos. De hecho, lo único asiático que abunda en Vladivostok son los autos japoneses.
En Mi Moleskine Arquitectónico he incluido una reseña de la interesante yuxtaposición estilística del paisaje urbano de esta ciudad, y también es mi intención incluir una nota en este blog acerca de las interesantes particularidades culturales que encontré en este antiguo bastión soviético. Sin embargo, el presente post se centrará en otro aspecto igualmente llamativo: su composición racial.
No solamente la cultura asiática, sino también la raza oriental está prácticamente ausente en las calles de Vladivostok. Impresionantes y esbeltas mujeres de ojos azules y piel rosada y regordetes rubicundos varones de raza caucásica contrastan con los rasgos y contextura finos de los habitantes de países vecinos, de cabellos negros y lacios, de ojos achinados, y tez que varía del amarillo al trigüeño, según la latitud en que se encuentren.
Entonces, uno se pregunta, ¿qué fue de los habitantes originales de esta zona, llamada Primorsky, ya que Vladivostok fue fundada hace algo de 150 años?
Efectivamente, los pobladores originales de la zona, y que ocupaban estas comarcas desde épocas inmemoriales, eran de rasgos mongólicos. Es más, me sorprendió mucho encontrar similitudes con las poblaciones Ainu en Hokkaido y las tribus de América del Norte.
Si bien es cierto que Alkex Hrdlica ha sostenido que pobladores asiáticos habrían sido los que ingresaron al continente americano a través del estrecho de Bering en el periodo Pleistoceno en plena era glacial (ver una completa reseña de esta y otras teorías en el blog Los Primeros Pobladores de América, por el Prof. Arturo Gómez Alarcón) ha sido realmente impresionante encontrar similitudes con culturas sudamericanas bastante posteriores.
Por ejemplo, en el Museo Arqueológico de Vladivostok se encuentran restos de cráneos deformados, a la usanza de los habitantes de la cultura peruana Paracas.
Así, los pobladores de Primorye, llamados Udege, que compartían muchas de las características de las culturas aledañas, vieron llegar los primeros colonos cosacos alrededor de 1860, luego de que China ceridera este territorio a la Rusia de los Zares.
Pero sería durante el auge del comunismo soviético, particularmente durante el represivo régimen de Stalin, que estas minorías étnicas serían perseguidas, sus lenguas y costumbres prohibidas, sus líderes encarcelados o asesinados (parece ser que las dictaduras no gustan de las diversidades étnicas... Hitler y Pol Pot, ideológicamente opuestos, fueron también crueles supresores de las mismas). Como consecuencia la tradición cultural de estos pobladores ha sido mermada considerablemente.
Muchos de los Udege han tenido matrimonios intrerraciales por lo que es posible ver a pobladores en vestimenta mongólica pero de rasgos caucásicos.
Interesante contraste racial, demostrando que se puede vivir en armonía dentro de la misma comunidad.
Esta mujer (igualita a Brigitte Nielsen) ejecuta extrañas melodías en un particular instrumento. A pesar de usar los labios, el sonido es parecido al de un banjo.
Esta mujer (igualita a Brigitte Nielsen) ejecuta extrañas melodías en un particular instrumento. A pesar de usar los labios, el sonido es parecido al de un banjo.
Sin embargo, hoy existe el esfuerzo por recuperar estas comunidades y la riqueza de su tradición y diversidad cultural. Es una tarea difícil, ya que muchas de estas localidades se encuentran aisladas y su accesibilidad sólo se logra en bote y en helicóptero. Si bien han logrado despertar el interés de la comunidad científica, existe todavía una cierta desidia por parte de las autoridades para proteger este valioso patrimonio cultural (el conflicto generacional entre los viejos soviets y los nuevos liberales puede apreciarse en muchas esferas de la vida del gigantesco país). Ojalá que se superen estas diferencias pronto, ya que de no ser así esta nativa raza rusa corre el riesgo de perderse en el olvido.
Muy interesante, quizas un mapita podria ayudar a ubicarnos?...
ResponderEliminarHola Carlos, gracias por el link; este post está muy interesante.
ResponderEliminarMuchas gracias doctora, a sus órdenes.
ResponderEliminarGracias a tí Arturo, las comparaciones y similitudes entre pueblos y culturas distantes a veces ofrecen resultados sorprendentes.
ResponderEliminarSaludos
Super interesante Car, y q buen título!, muy buena idea de irte combinando con lo anecdótico...
ResponderEliminarMooon, que emoción Mooon.
ResponderEliminarBueno, gracias, realmente hay cosas tan diferentes y tan interesantes, distintas a los estereotipos que uno se hace.
Abracito!
Espero alguna vez conocer esta ciudad y en especial su gastronomía. Soy de Paraguay, país ubicado en el centro de América del Sur. Soy arquitecto.
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