Una de las leyendas más interesantes de la antigua Grecia es aquella del Rey Minos y el minotauro, la que dio nombre a la cultura minoica en Creta.
Según la leyenda Minos fue hijo de Europa y Zeus y por tanto ungido soberano cretense. Minos recibió entonces un presente de Poseidón, dios del mar y hermano de Zeus, consistente en un soberbio y hermoso toro blanco.
Poseidón esperaba que Minos le retribuyera ofreciéndole el toro en sacrificio, pero el soberbio rey decidió sacrificar otro toro y mantener a la hermosa bestia como su propiedad.
Poseidón entonces montó en furia y decidió castigar al rey hechizando a su esposa, Pasífae, con un incontrolable deseo sexual por el toro.
Entonces acudió al inventor griego Dédalo para que le creara una estructura en forma de vaca que si ella pudiera ser poseída por el animal (fue una relación, literalmente, bestial).
De esta unión monstruosa nació pues una bestia con cuerpo de hombre y cabeza de toro, hambriento de carne humana, llamado minotauro (mino por el rey Minos y taurus que en griego significa toro).
Minos, furioso porque su mujer le había puesto los cuernos (otra vez literalmente), le pidió a Dédalos que construyera un laberinto debajo del palacio para esconder al minotauro.
Sin embargo, Minos y Pasífae tuvieron otros hijos, como Androgeo, Adriadna y Fedra. Eventualmente los atenientes mataron a Androgeo, por lo que Minos les declaró la guerra y los venció. Como resultado, demandó a la entonces débil Atenas que cada nueve años se enviara siete jóvenes varones y siete mujeres para ser ofrecidos en sacrificio al minotauro.
En el tercer ciclo de esta particular condena, Teseo, hijo del rey ateniense, se ofreció voluntariamente para ser sacrificado. Sin embargo, una vez Creta, Ariadna, la hermosa hija de Minos y Pasiphae, se enamoró de Teseo, y se ofreció a ayudarle dándole un pabilo y una espada mágica. Teseo usó el pabilo para marcar su rastro dentro del laberinto, y una vez que encontró al minotauro pudo derrotar y matar a la bestia y escapar de aquel truculento e intrincado lugar.
Adriadna esperaba ardientemente a Teseo, pero éste eventualmente la abandonó y en su lugar raptó a su hermana Fedra. Nadie sabe para quien trabaja.
¿Cuál es el mensaje de este mito? En primer lugar, hay un deseo de subrayar el ingenio del ser humano para subyugar a la naturaleza. Eso es representado también en las ceremonias de salto sobre toros que se llevaban a cabo en el palacio de Cnossos.
El otro mensaje transmite la idea de una supuesta superioridad de los atenienses sobre los cretenses. Después de todo se trataba de una leyenda griega.
Este mito permitió al arqueólogo Sir Arthur Evans a encontrar el palacio de Cnossos en Creta en 1900, pero a la vez le llevó a cometer errores en su reconstrucción.
Según la leyenda Minos fue hijo de Europa y Zeus y por tanto ungido soberano cretense. Minos recibió entonces un presente de Poseidón, dios del mar y hermano de Zeus, consistente en un soberbio y hermoso toro blanco.
Poseidón esperaba que Minos le retribuyera ofreciéndole el toro en sacrificio, pero el soberbio rey decidió sacrificar otro toro y mantener a la hermosa bestia como su propiedad.
Poseidón entonces montó en furia y decidió castigar al rey hechizando a su esposa, Pasífae, con un incontrolable deseo sexual por el toro.
Entonces acudió al inventor griego Dédalo para que le creara una estructura en forma de vaca que si ella pudiera ser poseída por el animal (fue una relación, literalmente, bestial).
De esta unión monstruosa nació pues una bestia con cuerpo de hombre y cabeza de toro, hambriento de carne humana, llamado minotauro (mino por el rey Minos y taurus que en griego significa toro).
Minos, furioso porque su mujer le había puesto los cuernos (otra vez literalmente), le pidió a Dédalos que construyera un laberinto debajo del palacio para esconder al minotauro.
La palabra “Laberinto”, que viene del griego “labyrynthos”, o sea “lugar de los labrys”, que eran unas hachas de doble filo que habrían sido usadas para el sacrificio de los toros y que fueron representadas numerosas veces en Creta.
Sin embargo, Minos y Pasífae tuvieron otros hijos, como Androgeo, Adriadna y Fedra. Eventualmente los atenientes mataron a Androgeo, por lo que Minos les declaró la guerra y los venció. Como resultado, demandó a la entonces débil Atenas que cada nueve años se enviara siete jóvenes varones y siete mujeres para ser ofrecidos en sacrificio al minotauro.
En el tercer ciclo de esta particular condena, Teseo, hijo del rey ateniense, se ofreció voluntariamente para ser sacrificado. Sin embargo, una vez Creta, Ariadna, la hermosa hija de Minos y Pasiphae, se enamoró de Teseo, y se ofreció a ayudarle dándole un pabilo y una espada mágica. Teseo usó el pabilo para marcar su rastro dentro del laberinto, y una vez que encontró al minotauro pudo derrotar y matar a la bestia y escapar de aquel truculento e intrincado lugar.
Adriadna esperaba ardientemente a Teseo, pero éste eventualmente la abandonó y en su lugar raptó a su hermana Fedra. Nadie sabe para quien trabaja.
¿Cuál es el mensaje de este mito? En primer lugar, hay un deseo de subrayar el ingenio del ser humano para subyugar a la naturaleza. Eso es representado también en las ceremonias de salto sobre toros que se llevaban a cabo en el palacio de Cnossos.
El otro mensaje transmite la idea de una supuesta superioridad de los atenienses sobre los cretenses. Después de todo se trataba de una leyenda griega.
Este mito permitió al arqueólogo Sir Arthur Evans a encontrar el palacio de Cnossos en Creta en 1900, pero a la vez le llevó a cometer errores en su reconstrucción.